Amor a primera vista... bueno, puntualicemos: a primer oido. Eso es para mi Imelda, su tupé, su naturalidad y su poderío.
En estos momentos de introspección y autoafirmación (si: así esta el personal) empiezo a aceptar que NUNCA voy a tener ese color de voz: una nació soprano sopranísima y eso, amigos míos, no hay quien lo quite... bueno: si hay algo, pero pincharme testosterona no está en mis planes inmediatos. La cruz de este pensamiento es que SIEMPRE tendré mi color de voz, que no es poco. Y SIEMPRE podré enamorarme a primer oido de otras tesituras aterciopeladas que me susurran cositas bonitas bien cerquita. No está mal ¿no?
viernes, 5 de junio de 2009
Alive and Kicking: Razón 49
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario